Cuando era pequeña, recuerdo perfectamente, que los días de mucha lluvia en casa se comían migas. Daba igual que mi madre tuviera preparado o pensado otro menú, si ese día amanecía lluvioso, ese día se comían migas!!!
Imagino que el motivo fundamental para "obligarnos" a preparar este magnifico plato que tanta fiesta le hacíamos mi hermana y yo, era que siempre hemos vivido en ciudades sureñas, por lo que los días lluviosos eran más bien escasos, de manera que desperdiciar un día así comiendo cualquier otra cosa era una aberración para nuestros estómagos.
Y si encima caía en fin de semana, entonces ya era genial, porque toda la familia hacíamos una cadena de trabajo miguera que ríete tu de cualquier fábrica de producción masiva. Mi padre y mi hermana eran
la fuerza, ellos cortaban el pan. Mi madre y yo éramos
la precisión, cortábamos una los chorizos y pimientos, otra la morcilla y ajos... Mi padre era el chef ejecutivo, el se encargaba de supervisar el trabajo del resto y además el único que sabía darle el toque de humedad exacto al pan. El se encargaba de cocinar finalmente las migas, tostarlas en su justa medida, salarlas en su punto exacto. Nadie más en casa se atrevía a preparar las migas porque él las hacía tan buenas, que realmente, aunque le ayudáramos en todo el proceso, era él quien al final se encargaba de todo.
De mi padre aprendí año tras año, observándolo una y otra vez, cómo se hacían. A él le encantaba enseñarme y poco a poco me iba dando protagonismo hasta el punto de dejarme cocinarlas totalmente. Formábamos un tándem perfecto en la cocina. Creo que mis primeras migas las hice, bajo su supervisión por supuesto, cuando tenía unos 15 años... ya ha llovido (nunca mejor dicho) y creo que a este plato le guardo tanto cariño precisamente por eso, porque me enseñó el mejor.
Ingredientes:
- 1 kilo de pan del día anterior
- 2 chorizos
- 1 morcilla
- 250 gr. de tocino veteado o panceta
- 1 cabeza de ajos
- 4 pimientos verdes de freír
- 1 pastilla de caldo
- sal
- aceite
Preparación:
Cortamos el pan en trozos y lo picamos. Podemos picarlo de forma manual, ayudándonos con un cuchillo bien afilado, o triturarlo con un robot de cocina. Yo por comodidad utilizo esta última opción. Pongo el pan troceado en la Thermomix (o en una picadora) y le doy varios toques de turbo hasta que veo que se ha quedado bien menudito el pan. Reservamos.
A continuación desgranamos la cabeza de ajos y le damos un corte transversal. Freímos en una perola grande, que es la misma que vamos a utilizar para el resto de ingredientes, con abundante aceite y sin pelar. Cocinamos a fuego lento para que se vayan haciendo bien por dentro sin quemarse, y cuando estén dorados, retiramos y reservamos. Freímos ahora en el mismo aceite los pimientos cortados en tiras anchas. Reservamos.
Quitamos el aceite de freír de la perola, y freímos con poco aceite el tocino. Reservamos. Freímos finalmente el chorizo y la morcilla. Cuanto estén hechos reservamos, dejando en la perola ese aceite que queda rojizo de haber frito el chorizo porque es el que luego le va a dar buen color a las migas.
Ponemos a calentar un vaso de agua donde diluiremos la pastilla de caldo y un poco de sal. Cuando esté templado añadiremos este agua al pan en forma de lluvia, removiendo continuamente para que llegue a todas partes y se humedezcan todas las migas por igual. Tienen que quedar esponjosas, de manera que si ves que han quedado muy secas hay que añadirles un poquito más de agua, poco a poco, sin pasarnos para que luego queden sueltas. Con la práctica se le irá cogiendo el punto exacto a la humedad del pan.
Freímos las migas en la sartén con ese aceite que habíamos reservado. Podemos añadir un poco más de aceite si vemos que nos hemos quedado cortos y se nos están pegando. Removemos continuamente para que el calor se reparta por todo el pan y las migas se vayan haciendo. Añadimos a continuación todos los ingredientes y movemos hasta que queden bien repartidos. Dejamos que se hagan las migas hasta que queden bien tiernas y esponjosas.
Aquí en Málaga es típico comerlas acompañadas de fruta como uvas, melón, naranja o granada. También de pescadito frito, huevos fritos, aceitunas o rabanitos. Como os he dicho al principio también es típico comerlas en días de lluvia, pero la verdad es que esta regla no me apetece nada seguirla de ahora en adelante, jajajaja
Feliz día!!!